No puedo discrepar con Joaquín acerca de ello, y es que es más fácil crear dramas que comedias. La tristeza alimenta almas en busca de desahogo y aquí estamos, secando las lágrimas del corazón por cada palabra acabada.
Hoy no vengo a quejarme ni a justificarme, vengo a agradecerle al tiempo, que al fin decidió ponerse de mi parte.
Me ayudó a poner las ideas en orden, y por primera vez desde mucho tiempo creo saber lo que quiero, lo que necesito y a saber equilibrar amor, pasión y racionalidad. Tomo las riendas de mi vida como el que lleva sumergido en una tremenda confusión y recién sale a flote. Teniendo las cosas claras agarro su mano un día más, una vez más de tantas veces que quisimos y no pudimos, esperando que las agujas del reloj sigan parándose a nuestro antojo o avanzando a nuestro ritmo.
Así que aquí estamos de nuevo, sin dramas pero sin fiestas, tan sólo él y yo disfrutando, como siempre, de las pequeñas cosas de la vida, sin prisa pero sin pausa.
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