En plena búsqueda de mí misma, escucho canciones que no se me parecen. Pero en el fondo, ¿qué se me parece? ¿quién soy?. Me diréis, "eres quien quieres ser", lo veréis simple, pero quizás para mi no sea tan fácil. Ya digo, al menos en estos momentos.
Hace tiempo que sé de mis manías de ponerme en duda una y otra vez, pero odio ese contraste de sensaciones de sentirse genial un día y de no parar de darle vueltas a tu vida al día siguiente.
Tengo la sensación de que lo malo nos atrae, y como el lobo atrajo a Caperucita, nos dejamos engañar por las apariencias y acabamos dándonos por completo a ellas. "Por cambiar" dirían algunos, lo malo siempre ha provocado cierto morbo, hay que decirlo. Yo me refiero más bien a personas, porque como ingenua que soy, pienso que ninguna persona podrá hacerme más daño del que ya me han hecho. En realidad, siempre he pensado que el daño emocional reside en la mente, y que únicamente las personas débiles no pueden controlarlo. Por lo tanto, siempre podré superarlo, una y otra vez, y es lo que me lleva a levantarme y seguir aguantando cada vez que me caigo.
La cosa es que esas personas soñadoras siempre buscan personas que amar, personas que les sorprendan, que les cambien su día a día, y al hacerlo se exponen más que otras personas que saben seguir buscando las pequeñas cosas que siempre conseguirán hacerles sonreír. No digo que sea malo, que no lo es, pero supongo que la vida no está hecha de búsquedas constantes y que a veces hay que pararse y pensar en lo que de verdad tenemos, lo que no queremos perder y aprovecharlo mientras se tiene. La propia vida te pondrá a las personas que necesitas en tu camino sin tener que buscarlas desesperadamente...
Al fin y al cabo, supongo que forzar el destino no sirve de nada, pero estará siempre en mi naturaleza seguir intentando una y otra vez, aunque quizás no deba... ¿en qué quedamos, luchar por lo que se quiere o dejar que la vida te presente a aquellas personas?
Un mar de dudas..
0 comentarios:
Publicar un comentario