11 de Ago, a las 03:57

Es cuando no hay nada que perder que decides hacer las mayores locuras, tratar de cambiar tu rutina o simplemente disfrutar de lo poco que te queda.
Los detalles que nunca apreciaste, todo lo que siempre quisiste hacer pero no tenías tiempo, todo toma un valor absúrdamente incalculable en lugar del tesoro que acabas de perder. Todo te acelera el corazón porque sabes que lo que antes te estremecía ya no lo hace; cada persona que te toca, que te susurra, todo lo que tus anestesiados sentidos vuelven a sentir, solo porque se reservaban para él..

Deja que recoja mis besos caídos por la borda de aquel barco.