que valía la pena luchar por esto. O mejor, dime en qué momento fuimos tan ingenuos de pensar que funcionaría siquiera.
Siempre pensé que lo de "lo diferente atrae" tenía toda su lógica, hasta que tuve la desgracia de experimentarlo. Muchos, incluso nosotros, diríamos que somos personas muy parecidas; otros dirían que somos "almas gemelas" o que estamos hechos para estar juntos. Pero todo eso se reduce a NADA cuando el parecido es fruto del tiempo que pasamos y que, de hecho, somos las personas más distintas y diferentes en muchos de los casos con los que tenemos que lidiar.
Es paradójico el escribir ésto comparado con mi entrada anterior sobre la Navidad, y es que la ilusión que tenía a principios de diciembre te la has cargado con tus propias manos. ¿Qué digo? Te la llevas cargando mes tras mes, cagada tras cagada durante años, y lo raro es que a pesar de eso me seguía quedando esa esperanza de pensar que cambiarías por esa persona que más te ha querido durante todo este tiempo. Hahaha, no me recordaba tan inocente.
Hoy eres un desconocido que lo único que supo enseñarme fue desconfiar de la gente y del amor, y ojalá éste último no sea como me lo has hecho ver. No tengo prisa por encontrar ya a nadie nuevo, solo quiero saltar a septiembre y, con suerte, hacer que más kilómetros me separen de "nuestra" historia, quizá más querida por mi que por ti.
A falta de confiar en el tiempo, remito mis restos de corazón a la distancia.
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